fog.

lunes, 7 de noviembre de 2011
Llegó como una punzada. Repentinamente, sin aviso previo. Aunque quizás yo ya lo intuía.
(Pero, ¿qué es saber sin aceptar?)
Fue un alfiler que atravesó mi piel hasta salir por el otro lado. Una pequeña molestia, como algo de arena en un ojo. La ignoramos, al fin y al cabo no duele. Pero por aguantar sin hacer nada al respecto, acaba desgarrando el tejido ocular. Quedamos ciegos. O mudos.

Se abrió paso sin más. El latido del odio, quiero decir. Apareció como una ráfaga de viento otoñal, desde detrás de la esquina más inesperada. Azotó mi piel y cortó mi respiración. Congeló mis sentidos deteniendo mi ritmo cardiaco durante unas milésimas de segundo. Se engendró una nueva cápsula de resentimiento, nació una nueva arruga en mi frente.
Es posible que nadie más lo viera, pero se apagó una luz en el cielo, extinguiéndose una vida celeste que podría haber sido la salvación de algún suicida.

Es odio latente. Odio por cómo se manifiestan los eventos, por no poder evitar al destino. Por no poder hacer nada al respecto. La abusiva e incomparable desesperación de verlo todo más allá de las nubes. Me envuelve algo peor que el mismo miedo. Algo más oscuro que la misma nada.

Y como es habitual, truena la voz de algún dios conocido como locura. Me percato de mi fragilidad artística, de cómo mis manos toman el control sobre mi cuerpo y de cómo mi corazón aprovecha esta debilidad para escurrirse a sí mismo.
Y sin embargo, no me detengo salvo en mi mundo secreto. Ese que sólo alcanzan mis palabras, donde no importan las reglas de los hombres. Donde lo único que tiene lugar es la belleza y la música. Lo que vive sin morir.
(Pero, ¿es acaso posible la vida sin la muerte?)
Todo aquello que existe durante siete segundos en el desierto de la eternidad. Que se dibuja con cada despertar y se desvanece con cada señal eléctrica en nuestro cerebro. Donde reina la tristeza de algo que es sin ser. Un alma rota. O un amor frágil y sencillo.

Me siento indiferente frente a la destrucción, ¿por qué protegerse de ella?

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