thought but never said.

domingo, 24 de enero de 2010
Agatha,
Date la vuelta. Deja de mirarme. ¿No ves en lo que me he convertido? Soy un cuerpo sin vida. No queda nada de lo que era antes.
Apenas soy capaz de mantener mis huesos dentro de mí.
Apenas puedo sentir los latidos en mis venas.

Aléjate de mí. No quiero que me recuerdes de esta forma tan espantosa.
NO. Espera. No te vayas.

Traeme agua. Mis labios ya empiezan a desaparecer; pierden su color. No permitas que se sequen. Por favor...

Recoge mis cosas. Están dónde las dejamos. Las escondimos juntos. ¿Lo recuerdas?

Pero espera, no te vayas aún. Bésame.
NO. No lo hagas. Lo más difícil de irme, es tener que dejarte. Y si me besas jamás seré capaz.
Quédate un poco más. Cógeme la mano.

No voy a besarte. No voy a besarte. No voy a besarte. No quiero pedirte nada más. No es justo. Después de hacerte tener que soportar esto no puedo pedirte nada. Salvo...

Ya sé que estás cansada. Como sé que ya no me quieres. No puedo seguir mirándote a la cara.

Siento que tengas que pasar con esto. Ojalá no fueras tan buena. Ojalá no te carcomiera la conciencia. Lo siento. No es lo que yo quería, puedes creerme.

Entiérrame.
Que los cálidos colores disimulen la carne fría de mi cuerpo enfermo.
Que las dulces esencias florales se sobrepongan al olor que la quimioterapia ha aderido a mi espíritu.
Que la alegre melodía de alguna vieja canción sustituya a los gritos de agonía cuyo eco aún es audible en mis pulmones.

¡Sí! ¡SÍ!
¡Eso es es! Entiérrame tú.
¡Llama a Austin, a Lucy, a Alice, a John, a Sarah!
¡Llama a la tía Marie!
¡A la chica de la floristería, al anciano del quinto!
¡Llamalos a todos!
¡ESO ES! ¡Eso es! Eso es. Eso es...
Diles que me muero...
¡DILES QUE ME MUERO!

Y no me digas adiós. Es lo último que voy a pedirte.

No me digas adiós. Porque entonces no serás sincera. Me dirás que me echarás menos. Me dirás que me quieres. Y no quiero que tengas que mentirme. No quiero ponerte en esa situación. Añadir más peso sobre tus hombros, sobre los que descansará mi marchito cadáver.

Yo si te quiero. Mucho. Demasiado.
Pero tengo que irme. Y lo más duro es dejarte atrás.

Lo siento.

the trapeze swingers.

martes, 12 de enero de 2010
Caminan separadas por una distancia tan corta que podría compararse con la que une al hueso con el músculo. Y, sin embargo, les parece estar dolorosamente distanciadas. Cada una a un lado de un muro metafórico que es, a su vez, literalmente impenetrable.
Les da miedo decir lo que sienten y el mundo se está acabando. Les da miedo decirlo, pero lo gritan continuamente. De forma tan silenciosa que es imperceptible más allá del mundo de los pensamientos; de la propia psique humana.
Caminarán así eternamente, hasta que una decida que es insoportable seguir tan cerca pero tan lejos. Entonces sus pasos ya les habrán llevado a un remoto lugar, a un sitio donde nadie se había atrevido a acercarse jamás.
Será tarde.
Demasiado tarde.
Cuando quieran darse cuenta todo se habrá derrumbado con el mundo. Ya tan cansado de girar y de soportar su propio peso, que hará tiempo que habrá llegado a su fin.
Oyen flautas disonantes en la lejanía de la inquietante infinidad que les rodea. ¿De dónde sale ese sonido?
Apenas es posible distinguir la realidad de la ficción, lo que dicen de lo que piensan... Así que ahora por fin conocen la verdad. Se quieren. Pero están tan trastornadas que ya ni siquiera saben lo que significa amarse. Condenadas a una eternidad de demencia.
Quizá más cerca que nunca, pero más lejos también.