trips to the unknown.

miércoles, 24 de febrero de 2010
Acabo de regresar y el deseo de marcharme me acecha de nuevo. Quiero montañas surcadas por corrientes de agua, calles verdes y pobladas.
¿Cuál será mi próximo destino? ¿Una ciudad de clima sofocante o un pueblo escondido en la más densa bruma?
Mi cuaderno está ya lleno de bocetos y apuntes sobre paisajes de ficción. Correr, saltar, aproximarse a las nubes, aunque sólo sean unos pocos centímetros. Coger una cámara y fotografiar todo aquello con lo que siempre he soñado. Vivir todas las artes que existen, abandonarme a ellas.
A veces mis sueños se convierten en sucesos tan extraños que me acechan todo el día. Se pegan a mi piel como una capa de calor. La libreta de borradores negra se ha convertido en hojas surcadas por corrientes de tinta; un verdadero caos, un desorden sin nombre. Acabo de leer una página en la que anoté uno de mis sueños para no olvidarlo. Encaja muy bien con mi estado ahora mismo
"Se podría comparar con un mosaico. Una colección de momentos de silencio, de conversaciones, de miradas. Un panorama extraño alrededor de las ruinas de la Edad de Oro. Un reencuentro de dos personas, que es lo que podríamos llamar destino"

the book of fate.

Mi cuerpo inmóvil. Los hombros fríos. Me quema la garganta.
Ahora quiero verte; necesito verte. Lo pienso y mi corazón adopta un ritmo que no reconoce.
¿A qué huele? Aún siento el tabaco y los dulces con wasabi. Eso es, el confuso sabor de las especias y el familiar olor de los cigarrillos. Debe de ser lo que colapsa mis sentidos.
Se mueven las sombras a un ritmo alarmante, en un baile que entumece mis impulsos. Tu silueta, aparece y se desvanece en un espacio intemporal.
Es necesario que sueñe esta noche, que sueñe contigo, es imperativo. Me despertaré, puede que llorando como esta mañana o riendo como antes de ayer. Azul o rojo, sorprendente o incandescente, no tiene importancia. Temblar, sólo por ti, como cada día que juego con el baúl de nuestros recuerdos.
Siento mi pulso en el hueco de mi cuello. En el fondo, me gustaría pararlo, bajar el ritmo, pensar con claridad.
Pero... ¿cómo detener un corazón palpitante de esperanza?

vancouver.

martes, 23 de febrero de 2010
{26.07.08}
Se difusiona la frontera entre realidad y ficción mientras camino por la cuarta avenida. No quiero volver atrás. No. No. No.
Sigo el camino hacia Kitsilano Beach; lo recorro todos los días desde hace casi un mes, así que no necesito pensar en mi siguiente movimiento. Me acerco a la esquina de Vine St. y me paró un momento. Frente a mí, la parada. La fátidica parada. Lo más lógico sería coger el 22 para ahorrarme una larga caminata, sin embargo vuelvo a caminar, alejándome de ese remolino de recuerdos que intenta succionarme como un agujero negro. Mi expresión no cambia, ni mi postura, tan solo el ritmo de mis pasos se acelera. Quiero largarme ya. Por supuesto, el semáforo está en rojo. Perfecto. Parece ser que hasta el destino intenta jugar conmigo. Por fin para el tráfico. Estoy apunto de echar a correr, pero me contengo. Ya no tiene sentido contenerse; lo hago de todas formas.
¿Por qué? ¿Por qué vuelvo a pesar de todo? ¿Qué espero encontrar allí?

[...]

voices inside my head.

lunes, 22 de febrero de 2010
Te quedan quince minutos. Ni uno más ni uno menos.
"..."
Sabes perfectamente qué es lo que pasará entonces.
¡PLUF! Habrás desaparecido. También sabes que no hay vuelta atrás. Pero si te sientes mejor, puedes seguir negándolo...
¿De qué te sirve hacerlo?
"..."
¡Vamos! No, a mí no me mires, eres tú la conoce todas las respuestas.
"..."
¿De verdad quieres seguir perdiendo el tiempo de esta manera? ¿Discutiendo con una voz en tu cabeza?
Me parece inútil, pero allá tú...
"..."
¡Oh, vaya, por fin! La señorita, empieza a pensar qué hacer.
"..."
No, ya te he dicho que no hay vuelta atrás. Querida, no insistas, no es de buena educación. Es un suceso ineludible.
"..."
Deja de llorar, tampoco va a servirte de nada.
Podrías hacer otras cosas en los 13 minutos que te quedan...
"...?"
¿Y yo que sé? Ya te he dicho que tú eres la que sabe las respuestas...
"...!"
¡Vale, vale! No chilles.
Podrías...masturbarte (o llamar a Jackson)
"..."
¿No?
Podrías fumarte un cigarrilo o dos...
Veamos... ¡Podrías darte una ducha!
O podrías combinar las dos cosas...
Fúmate una ducha mientras te das un cigarrillo. Quiero decir... Bueno, ya sabes lo que quiero decir.
"..."
¿Por qué no llamas a Margarett? Os habíais peleado...
Quizá a tu padre, o a Ryan para mandarle a la mierda definitivamente...
Te quedan 7 minutos así que decídete rápido.
"..."
Esto me parece degradante... apenas te queda tiempo y te fumas un cigarrillo.
Te dejo. Se acabó.
"...!"
Ya sé que te lo he sugerido yo, pero ahora que lo pienso no me parece bien que lo hagas.
"..."
No, no pienso quedarme.
"..."
¡Qué no!
Muérete de una vez...

my way to happiness.

domingo, 21 de febrero de 2010
Lo siento. Lo siento de verdad.
Mis más sinceras disculpas por cada vez que te digo que te quiero y no te miento, por quedarme mirándote con cara de tonta, por quedarme sin aire cada vez que te acercas, por besarte y no poder alejarme. Por cada sonrisa que compartimos, incluso las forzadas. Perdóname por entregarte mi tiempo, por no querer que te separes de mí ni un solo segundo, por querer inventarte cada vez que te deslizas entre mis sábanas. Por perderme en tu cama, por planear cosas y no sentirme rara. Disculpa también por recordarte el pasado, por hacerte sentir mal, por estar loca de remate, por escribir cosas que no debería. Perdona por estudiar cada milímetro de tu cuerpo, por detallar cada poro de tu piel, por alterarme cada vez que se me acaban las palabras, que se van sin pedir permiso. Discúlpame por querer proteger esto demasiado, por joder los momentos. Perdona cada frase mal formulada cada vez que rozo con mis dedos tu espalda. Disculpa por querer que me quieras, porque hacerte feliz se haya convertido en una prioridad. Por no poder dejar de quererte, ni tampoco querer hacerlo.

morning glistens cold.

martes, 16 de febrero de 2010
Nada más despertar me concedo un minuto para el absurdo.
"Todo el mundo piensa cosas absurdas. Todo el mundo dice cosas absurdas; lo malo es decirlas en tono solemne."
Noto como mi conciencia empieza a levitar sobre vuestras mentes ineptas al ritmo plúmbeo de una gran ciudad.
Estás harto, perdido en un sistema social decadente; sin solución. Has entrado en ese callejón del que ya no puedes salir. Exacto, ese que está a dos pasos de la rendición.
Necesitas algo más, algo nuevo, impactante. Algo... algo que te saque de tu mundo de humo y sonidos estridentes, de papeleo infinito y peleas absurdas, comida mala y sexo sin sentimiento. Te has atiborrado de frialdad, cinismo y mentiras disparatadas. Pensabas que todo sería más fácil así, podrías triunfar y vivir entre paredes forradas billetes de los grandes. Te propusiste matar cualquier sentimiento salvo el rencor, después de todo, sería rápido y eficaz.
¿Me equivoco?
Mira cómo has acabado. Has pasado tus horas muertas desperdiciando tiempo y lapidando tu vitalidad, torturándote sin piedad.
Has llegado a odiarte a ti mismo, a desear tu propio mal. Llegaste a pensar que no había nada más. Olvidaste tus metas y con ello condenaste a tu felicidad, renunciaste a luchar.
Te consume a diario, y yo sigo tu sufrimiento a tu lado, siendo incapaz de ayudar, mas consciente del predecible final, no opto a renunciar.
Ese suplicio que me veo obligada a soportar cada mañana al observar tu mente se ha convertido en mío. Apenas sin percatarme he empezado a pensar como tú. Como un psicólogo trastornado por el sufrimiento de de su paciente me has contagiado tu delirio, impertinente.

metamorphosis.

domingo, 14 de febrero de 2010
Cuando algo sacude tu vida de forma importante te hace pensar. Reflexionas sin tener muy claro sobre lo que va a pasar a partir de ese momento. Y entonces, antes de que te des cuenta, has dejado de ser la misma persona, tu vida ha cambiado por completo. No ves las cosas igual que antes. El carácter drástico de dicha transformación es diferente según LO que haga nos haga cambiar. En este caso hay muchos factores que entran en juego.
¿Qué es lo que nos transforma? Puede tratarse de un libro, una película, un balonazo en la cara, un filete demasiado crudo o demasiado hecho, una llamada que nunca recibimos, un cigarrillo, una enfermedad, una obra de arte, una rotura de nariz, unas navidades, un perro, una muerte, un viaje, un mal polvo, uno bueno, una ahogadilla, un día diferente a los demás, un trauma, una persona... sobretodo una persona.
Yo creo que hasta la metamorfosis más violenta es posible. Nuestras opiniones políticas pueden dar un giro de 180º grados (fahrenheit o celsius, eso depende del optimismo de cada uno), todo nuestro armario puede acabar en el contenedor de la esquina, ¡incluso nuestra sexualidad puede verse afectada!
Todo depende de nuestra percepción.

alice.

domingo, 7 de febrero de 2010
¿Cómo consigues hacerme sentir así?
Sí, te pregunto a ti y sé que lo sabes.
¿No quieres responderme o es que no sabes responderme?
Puedo parecer un detalle insignificante, pero a mi me parece un matiz que se debería tener en cuenta. Está claro que si careciera de importancia no me molestaría en hacerte esa pregunta.
Bien, dime. ¿Qué es lo que haces?
No creo en la magia ni en los fantasmas y mucho menos en el amor. Harry Potter me parece estar más sujeto a la realidad y a la razón que ese término abstracto tan desconocido para mí. Por lo tanto, no esperes que me crea esa respuesta. Yo no siento amor. De hecho, el amor no existe. En caso de que exista, me atrevo a afirmar que es como el arte moderno, objetivo... sin utilidad.
Ya veo que insistes. Entonces, ya que lo sabes tan bien, dime que es el amor. Yo no puedo decírtelo, porque no lo sé. Es como intentar definir el aire o el frío.
Lo único que yo puedo hacer es mirar dentro de mí. Buscar mis sentimientos y toparme con mi propia conciencia, que, por supuesto, los negará. Eso no quiere decir que yo no sepa que están ahí. Se parece a ignorar a una persona molesta. Aunque es un poco más costoso.
Veamos... Siento la necesidad de besarte. No te molestes en explicarme la diferencia entre necesidad y sentimiento, porque soy lo bastante inteligente como para darme cuenta de que en este caso viene a ser lo mismo.
También necesito mirar tus intensos ojos, tan verdes como el mismo corazón de un bosque. Bueno, no creo que sea amor. ¿No?
Quiero decirte que te quiero. Pero querer a alguien no significa sentir amor. No no no no no.
¿O sí?