translucency.

martes, 27 de septiembre de 2011
Supongo que necesito perderme en más lunas lúgubres, en catacumbas vaporosas y en humedades sólidas. Debo perderme para hallarte, para dejar de buscarte en la duda y encontrarte en la certidumbre. Porque parece que el mundo – nuestro mundo – se nos escapa. Y que, a su vez, nos escapamos de él sin quererlo. Me aborrezco por ser incapaz de evitarlo, estoy condenada a mí misma.

Me destroza hacerte daño, me destruye el alma. Quisiera que lo supieras todo para entenderlo todo. Todo lo que está ocurriendo, todo lo que me atormenta, lo que me roba el aire y la realidad… esta realidad tan devorada de atmósferas que arranca y mastica corazones en mi presencia. Sujeto mi cráneo entre mis manos y surge un grito desesperado, un llanto frustrado. Porque siento que nos estamos difuminando con cada percance y no puedo permitirlo. Tengo un miedo atroz.

No soporto que tengas que cargar con lo mío, además de con lo tuyo. Me desgarra tu pena, porque yo la he causado.
Quiero volver a respirar un poco de pasado para recuperar algo de fuerza. Deseo que se vuelva presente, que seamos nosotras aquí y ahora, que nos proteja de todo esto. Que todo desaparezca y que seamos sólo tú y yo.
Olvidemos el resto.

Voy a recurrir a la observación introspectiva de mis actos y mi conciencia, de mis silogismos, de ese instinto biológico que me hace temer al aislamiento. Voy a rebuscar en el interior de todos mis laberintos de metáforas y parábolas para no volver a extraviarme en ellos.
Para no volver a dejarte sola en la entrada de mis enigmas y, así, desencadenarte de tu dolor.

34:34

domingo, 25 de septiembre de 2011
Estoy sentada en uno de los bancos de la estación. Hace ya bastante que tu tren ha dejado el andén; no sé qué estoy esperando. Quizás a que aparezcas por detrás y me sorprendas con tu sonrisa.
Hojeo la agenda que tengo en mis manos, en busca de restos que hayas podido dejar… un par de palabras con tinta roja.

El reloj marca las 20:11; va siendo hora de marcharse. Me levanto y camino como una sombra entre los pasajeros del próximo tren. Son ellos los que caminan, yo me deslizo, esquivando sus movimientos y andares torpes. Es difícil elegir el trayecto… Me pierdo en la penumbra de todas mis nostalgias.

Hace menos de una hora aún podía tocarte. Y ahora sólo abrazo una ausencia. Tan pura, tan de nadie, tan nuestra. Tan abierta como un corte que sangra y duele. Tan real que nos recuerda que no hemos muerto. Una ausencia que entona versos perforando los silencios de labios mudos, que perdieron el hábito de hablar por sentirse abandonados.

Pedaleo, ausente, mientras el amor brota en mi piel y el dolor apaga mis pupilas. Resulta extraño: no soy capaz de imaginarte en un lugar en el que mi pesadumbre y mis deseos te extravíen en un horizonte aún más lejano.
Y sí, es cierto, todavía queda lejos. Pero estoy aquí, intentando plasmarte. Intentando poder deshacerme del dolor en estas líneas y recuperar la esperanza.
Quiero volver a sentir tu voz abrazando mis días. Y mis noches.

the rhythm.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Apex

Un muelle, una figura. Apenas reconocible su silueta que enturbia el brillo del sol. Acerquémonos.
Se oye un murmuro; recita en voz alta, con la voz rota y cansada, las excusas que inventó para quedarse. Son las mías y es mi voz.
Gaviotas cuajadas y sin plumas se suicidan, incapaces de digerir tanta confusión. Los peces flotan, muertos, en la superficie… salen a la arena, sofocante, para pudrirse con cada una de sus agónicas palabras.
Llama al silencio y muerde sus labios hasta que la sangre se derrama, enturbiando su oscuridad almidonada.


A la luz de un discernimiento, la sombra tira sus llaves al mar.


Dusk


Estoy harta de los atardeceres que se ocultan (¡cobardes!) en el ocaso. ¿Acaso tienen miedo de ver a la Luna? Esa esfera, pálida y pura, que con sus destellos les toca el cuello.
¿Y el sol? ¿Dónde se esconde?
Huye, corre… se desgarra en rayos y muere en el horizonte entre golondrinas y aplausos de seres sin manos.
¿Me tienen miedo a mí también?
Quizás porque siempre seguiré a la Luna; y ella estirará un brazo para entrelazar nuestros dedos. Por temor a mirar el rostro de aquello que hierve en tus venas, te sepultan estas cuatro paredes. Y suplicas perdón, pero es tarde y tu sol ya se ha ido.

Te engañó con la noche, se acuesta con los cometas.


Gloom


Cae la lluvia. La lluvia cae como nunca ha caído. Como el día que perdí mi destino. Quizás llueva por los días que se fueron. Llueve mi lamento.
Está aquí, ha llegado esta noche con la madrugada. Como una niebla irrefrenable en el enigmático torbellino de mi alma.
Estás ahí, sufrir solitario, clamor sordo en el más mudo de los silencios. Algo nuevo destruido, para crear desdoblamientos de amores y odios. Y mi corazón te llama, como siempre, aunque sea ya tarde.

Deseo un cese en mis pretéritos. Deseo un cese en mis pensamientos.

Daybreak


Este amanecer es mío. Es mi sangre la que tiñe las nubes y mis suspiros el frío viento que las arrastra. La pena oculta de hoy sólo será un cadáver mañana. Espaldas destrozadas. Ha llegado la hora de las mañanas heladas. Quiero tirar los trozos de las sonrisas rotas, que se desintegran antes de poder usarlas… y que manchan con su sangre las rodillas despellejadas de mi entereza.
No queda carne en mis huesos; sólo arena sofocante. Adiós a lo establecido, dueña de todo sin tener que bramar al que habla con la voz magullada.

Y pensar que en este lugar las almas sueñan…


winter clogs.

martes, 20 de septiembre de 2011
Estoy exhausta… agotada de este ir y venir, de este juego en el que cada vez soy más novata. De un azar que tira sus dados siempre en busca de mis seis pecados. Y yo, que me pierdo en mis propios páramos, no soy más que el viento silbando entre las hojas. Me llevan los demonios, me arrastran hasta recónditos desiertos donde me espera, impaciente, la tentación de seguir caminos que sollozan por un dios.

Dicen que soy un monstruo por no despertar ahogada en mi llanto, por no deshacerme en pedazos. Pero, como un poeta delirante bajo el sol, ya no me acuesto si no es por el recuerdo abierto de este dolor lacerante. Y cuando lo hago, ya no despierto.

Cómo mostrarte que no amanece sin oscuridad que ensombrezca el horizonte. Cómo decirte que no hay firmamento sin telón estrellado que cubra con sueños mis sentimientos. Cómo relatarte la infinidad de veces que he muerto, asfixiada en un vaso. Cómo confesarte lo que oculta tras de sí este manto de historias al que llamamos bóveda celeste.

Éste es mi lamento silencioso… mi grito desesperado que anhela dejar atrás esta tierra de perdidos. Dejar de vivir en un cielo obscurecido por nubes de reproches. No volver a caminar entre esos verdugos de espíritu y mente.

Por favor, si me escuchas… que la piel y la sangre no se junten para devolver a la vida a un nuevo dios de la conmiseración.

autumn of rains.

sábado, 17 de septiembre de 2011

"Está ebria. A su lado hay un tipo. No es él a quien quiere, pero es el único en el que puede ahogarse. Y quiere ahogarse; necesita ahogarse. La noche no hace más que acentuar ese deseo como una presión tremenda. Transforma los brazos del tipo en complejas sombras que se alargan. Mitad tentáculos, mitad tornados. 
Ella le cuenta historias a granel, pedazos de sueños perfumados de utopía. Le expone el discurso que todos tenemos cuando no tenemos nada. Él le responde, el tipo. Su respuesta hace que una sonrisa aflore en sus labios, aunque no le está escuchando. Esta no es una noche para escuchar, sólo quiere hablar. Hablar. Hablar. Un silencio. 


Bocas que se cierran alrededor de cuellos, líquidos que descienden por gargantas. Todavía secas, después de todo. Son dos vagabundos que deambulan por el viento a su antojo, sin planes, sin compromisos. Y que por casualidad, se han cruzado en su deambular. Como dos satélites que comparten su órbita durante unos minutos y vuelven a separarse por un tiempo indefinido, probablemente (y espera que así sea) infinito.


Ahora el momento es decisivo, está frente a la bifurcación. Y contra todo pronóstico decide mandarlo todo al infierno… el tiempo asesino, las comodidades, las conveniencias. Se deja llevar, el tipo permanece en silencio. Tal vez haya bebido hasta el punto de no poder reaccionar ante nada. No rodeará con sus brazos su cintura, ni besará sus gritos roncos. Realmente es mejor así. Otro que hubiera sentido pena, o que simplemente no hubiera estado borracho, habría querido que se callase. Habrían terminado igual, eso es evidente, pero al menos están en una cama, y no en algún rincón sórdido. 


A su lado, el tipo parece estar dormido. No le mira a la cara; sabe que si observara durante un solo segundo sus facciones de niño terrible, continuaría posando sus palabras sobre su inconsciencia. 
Así que se levanta dolorosamente y se refugia en sus mentiras." 

Llego al borde del agua. Es necesario que me vacíe, que los licores amargos vuelvan al mar. Mis ojos se esfuerzan por contener sus lágrimas.
Ahora que he aligerado el peso de las confesiones que cargo en mis brazos. Pequeño gesto de manos, avergonzado, de aquel que desvela un secreto.

 Je déverse, alors. Je ne pars qu’au matin.

hatred.

jueves, 15 de septiembre de 2011
Siento una emoción reprimida persistente. Podría compararse a la sensación que provocarían unas uñas recorriendo mi espalda en una rápida sucesión. Es como si algo intentara extender sus profundas raíces en mi interior. He luchado por mantenerlo al margen, pero ha llegado un momento en el que no puedo seguir haciéndolo.

Antes de haber sabido lo que era exactamente, ya notaba su violenta difusión dentro de mí. Me sobrepasa… Me invade el pánico porque no puedo controlarlo. Está devorando mi calma y me impide pensar con coherencia.

No puedo aplacarlo, su instinto es llenar todos los recovecos de mi organismo. Para no poder ser alcanzado y, en consecuencia, no poder ser destruido. Siempre habitará esas profundidades abismales. Mi subconsciente. Ataca, como un parásito, mis emociones y mi alma.

El odio es el clamor de la guerra y el alarido de lo olvidado. Es un sentimiento frío y pegajoso que parece fuera de lugar en un corazón. Es agrio, amargo… como la leche pasada.

El odio nace dentro de mí a partir de las más simples formas de humanidad. Estoy siendo testigo de una emoción primaria existente que, lentamente, se está manifestando. Todos los que la presencian se acaban infectando, de una manera o de otra. Sólo ruego que pueda vencerlo antes de que me venza a mí.

my hands tied around these words.

lunes, 12 de septiembre de 2011
Frío. Es lo primero que he sentido. Ha calado en mi alma y sé que antes en la tuya. Con más intensidad, y con más razón.
Entiendo tu decepción. Esa terrible decepción que no es más que una jodida puñalada que te he clavado por la espalda sin quererlo. Pero ahora no voy a justificar mis justificaciones, sólo puedo decirte que lo siento.

Ahora entiendo que por mucho que duela la verdad, siempre duele más una mentira.
También he comprendido que soy mala persona. He asesinado cientos de sueños, y he decepcionado cientos de veces. Quiero escucharte, pero entiendo que tú no quieras escucharme. Entiendo que no vayas a pegar los pedazos de los platos que yo he roto.
Créeme cuando te digo que nunca fue mi intención salirme del camino. Mi conciencia vomita sobre mi moral. ¿Qué quieres que te diga?

Maldita vida, maldita existencia, malditos errores, malditos pensamientos. Maldita yo. Por herirte.
Herirte significa herirme. Duele, nos duele. Pero yo no tengo ningún derecho a lamentarme.

Tu voz va a teñirse de rojo, y tus ojos van a llenarse de arena. Un “por aquí me entra, y por aquí me sale”, y tu boca rebosante de bronca.
Pero intenta entender sólo esto. Te quiero. Nunca te lo digo, pero eres una de las personas más importantes que jamás habrá en mi vida. Ninguna realidad podrá más que tú, no habrá océanos que puedan llenar el vacío que podrías dejar. Me muevo en un ambiente desconocido y siento que muero, con la sonrisa triste del que ha perdido todo lo invisible.
Curiosamente, lo único que me importa.

"When you think nothing could be further from the truth 
When you think nothing could be further from the cold, hard truth 
I kneel to condition all the feelings that I feel"

in across the way from me.

Entraste en mi pecho y conquistaste mi destino. Desataste mis muñecas, liberando mis manos. El roce de tus pestañas en mis mejillas me ha devuelto la risa. Nuestras respectivas respiraciones se amoldaron, se adaptaron la una a la otra. Desde ese momento no he dejado de consagrar cada suspiro.
Tú, entraste en mi pecho y cambiaste el título de mi historia. Es como si hubieras sustituido un cartel ilegible - maltratado por el tiempo - en una de las encrucijadas de mi camino por una simple flecha roja.
En sueños, te veo alejarte en el horizonte mientras las luces de la ciudad emergen en la noche. Te haces una con ellas y yo echo a correr hacia donde te has marchado. Entonces despierto y tengo más claro que nunca que quiero seguirte.

body work.

domingo, 11 de septiembre de 2011
El hecho de esperarte me aterra. Que me aterre viene a decir que me deshace en escombros, desentierra raíces, me cesa en el movimiento.
El hecho de esperarte conlleva más tazas de café que llamadas frustradas, y significa vueltas y vueltas de un reloj que va al revés.
El hecho de esperarte me reduce a cenizas. Mis ojos cuentan la historia de los días que no vimos pasar entre las sábanas.
El hecho de esperarte es una pira de promesas que no he hecho, pero planeo hacer. Aunque la posibilidad de que comience a arder sea alta... ¿Dónde está la felicidad sin el riesgo?

He oído que vas a dedicarle tu sonrisa a mis mañanas cuando deje de esperarte. Cuando deje a un lado el pincel que, atormentado, te pinta en los rostros de otras personas.
También dicen que llegarás como la espuma que alcanza la arena; como los trenes. Como llegan las estaciones aunque se retrasen. Sí, es cierto: llegarás y estaré esperándote. ¿Qué puedo decirte que no sepas ya? Esta espera no es dulce, esta soledad es amarga... quizás porque estar sola no es una decisión deliberada esta vez. Es una herida que permanece abierta, una voz muda de cansancio.
Pero te espero con determinación, cada día un poco más cerca de conocerme para que tú puedas conocerme.

A veces me pregunto si realmente debería esperarte. Quizás sería mejor tomar la iniciativa y salir a buscarte. Te buscaré para exponerte mis sentimientos sin necesidad de palabras; las palabras ya nos sobran.


(Es posible que siempre nos sobraran...)

hide-and-seek

miércoles, 7 de septiembre de 2011
Te oigo contar mientras me alejo por el pasillo. Escojo rápidamente, no me queda mucho tiempo. Me oculto en el armario de formalidades. Avanzas, acercándote despacio. Después de buscar bajo la cama y el sofá, me descubres tras el abrigo de aflicciones. Dejas el rastro de un beso sobre mi mejilla.
Es mi turno, cierro los ojos al mismo tiempo que tú te esfumas. Temo no haberte mirado lo suficiente, no sé si podré encontrarte.
Quizás debí haberme escondido en la caja de disfraces. O haberte esperado en el jardín, bajo la lluvia.
La próxima vez dejaré pistas para que me sigas y te incendies conmigo.

cease.

lunes, 5 de septiembre de 2011
Un encuentro en una orilla, bajo los arces. Sobre nosotras un burdo boceto del cielo a carboncillo. ¿Sigues queriendo venderle pétalos de vigilia y polvo azulado de hojas de invierno a los recuerdos que dejamos tirados? Quedaron abandonados, malheridos bajo estas mismas estrellas. Guarecidos entre las nieves tardías de medianoche y los vapores de la luna, sangraron lágrimas que anegaron la tierra. Germinaron, convirtiéndose en enmarañados matorrales de palabras displicentes.
Hablamos en susurros, intentando ocultar el miedo y el odio. Leemos en nuestros ojos aquel libro que compartimos cuando aún no contemplábamos la pena y la derrota. Entre nosotras se proyecta cautelosamente una mancha de burla y se alza un alarido de culpa olvidada.
Las nubes bajas de la aurora casi han borrado las sombras de tu semblante. Pero no se han marchado ni el frío de tu nostalgia, ni tu memoria sin vocablos de poesía.
Nuestros caminos se separan frente a esta orilla, bajo estos arces. No hay palabras, ni llantos cuando la tarde desaparece en el horizonte. Nos obsequia con su cadáver de flores y espinas. A cambio queda grabada en su antifaz una sonrisa triste que escapa de mis labios.

shrink.

domingo, 4 de septiembre de 2011
Cuando los trazos, las líneas y las curvas se entregan. Cuando la tinta se acaba, al igual que el control sobre tu mente. Cuando todo se reduce al olvido y la nada. Cuando el cerebro se apaga y deja tu cuerpo, esperando la señal para volver a reaccionar.

En esos momentos en los que nada ocupa tu existencia, en los que tus sentidos se niegan a llevar a cabo sus funciones respectivas. Todo lo que te queda es ese mundo irreal y romántico de oposición y contraste. Ese mundo que siempre has deseado, pero que nunca alcanzarás... ni siquiera dejándote llevar de esa manera.
Ves a gente con sonrisas sinceras, un medio ambiente que está libre de tortura y una tierra en la que es seguro vivir. Caminas y caminas, pero no te cansas. Ganas energía a cada paso; el aire es fresco y puro.

Pero la carretera se abre bajo tus pies, y te precipitas hacia el vacío. Sientes como vas cayendo gradualmente, presa del pánico. Te deja sin aliento, tu alma abandona tu cuerpo.

Y oyes un pitido lejano. Y abres los ojos.

cutting edges.

sábado, 3 de septiembre de 2011
Un día más, empuño mi pluma.
Me duele ver como el mismo ciclo se repite. Las mismas palabras susurradas por los mismos labios. Sólo de pensarlo se me revuelve el estómago de puro odio. Tengo una indigestión por tragar tristeza caducada y los primeros síntomas ya son evidentes; mis entrañas están infectadas con desesperación. Quizás sea absurdo, pero me gusta mirar a la ira a los ojos cuando la frustración empieza a abrirse camino. Esos ojos inyectados en sangre que me asfixian en este maldito espejismo de perdición.
Recuerdos que me acarician bruscamente, que me arrancan la piel con zarpazos de aversión.
No sé que hago revolviendo en buhardillas ajenas, pero si la puerta está abierta no puedo evitar entrar a echar un vistazo. Los muebles están todos al descubierto, y a pesar de los meses que han pasado ya, no están cubiertos más que por una finísima capa de polvo. Creo que no se resignan, todo lo contrario, se alzan orgullosos sabiendo que no es imposible resurgir de las cenizas. Después de todo, los nuevos muebles no tardan en envejecer. Y dentro de lo viejo, siempre es peor lo menos viejo.

back home.

jueves, 1 de septiembre de 2011
"I grab your memory with aching hands.
Overwhelmed by time and upcoming pain.

Found myself seeking for your neck at night,
and looking at the vacuum in my chest,

I left the train like a wounded dog,
with tears in my mind and unwritten words.

I wonder if what I feel
are broken bottles in my soul.
Or just the weight of
broken hearts of shattered casualties.
Both are just some glass-remnants
that peel my foundations.
Both fortell my fall."


Seems like we're both way too young to die.