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domingo, 13 de noviembre de 2011
Enfoca y observa.
Un cuerpo acostumbrándose a otro que, a su vez, se sale de sí mismo, seducido, y vuelve al primero. Tiemblo sólo con pensar en el momento del contacto; la electricidad pasando de mis venas a las tuyas.
Huele a besos agotados y deseos (inmensos) que se anulan, permanece una ligera nota de regaliz e invierno. Queda en la boca el regusto a otoños encerrados.

Me paro a pensar y me doy cuenta de que tengo que empezar a racionarte, porque no sé cuántas dosis de ti me quedan. Sin ellas enloquecería.
Yo. Tú y yo. Tú y yo que no fuimos tú y yo. Tú y yo que sucedemos.
No queremos hacerlo, pero lo hacemos. Parece que nos gritemos: “¡hiéreme, hazme daño!”
Nunca es fácil y menos si nos separa tanto el espacio como el tiempo. Pero, ¿acaso importa si en todo lo demás estoy contigo?

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