endless tales.

jueves, 17 de noviembre de 2011
Sacar la taza del microondas y maldecir al quemarte. Observar el azúcar diluirse en el fondo, y luego la leche teñir el agua oscura. Sentarse en una esquina del pasillo, apoyando la cabeza sobre las rodillas. Abrazar tu cuerpo apretando la taza entre tus manos. Sentir el frío penetrando en tu cuerpo, recorriendo tus arterias. Nunca llegará a tus dedos.

La calidez de la cerámica roza tus labios en un beso liso y pulido. Mira el fondo que se presenta en forma de augurio, de destino inexacto, de leche aguada y posos. Recréate en los rincones vacíos del pensamiento. En el fondo… En el fondo la vida se deshace como el azúcar.
Mientras a mi alrededor pasa el tiempo, me pregunto a qué se debe esta manía que tenemos las personas de reconocer el silencio como la ausencia de una voz humana. El silencio como tal no existe, simplemente los sonidos que no sabemos reconocer. Es por eso, que mis palabras no parten del silencio.
El crujido del suelo bajo mi peso, el ronroneo lejano de la nevera en la cocina, la suave caricia del viento contra las hojas, mi respiración pausada, el vaho adhiriéndose a los cristales de mis gafas. ¿A qué lunático se lo ocurriría llamar a esto silencio?

Se aleja ya la soledad anaranjada de la tarde dejando paso a la noche, que me cubre con el azul metalizado del ocaso. Ahora es cuando la gente empieza a sonreír y las luces encendidas me aseguran que la ciudad está despertando. Comienza el latir de las almas y el vibrar de los pasos en las aceras. Se abalanza sobre las avenidas un espíritu que en las calles oscuras permanece oculto. La euforia se mezcla con el alcohol en la sangre.
Pero a mis ojos todo es diferente. La noche tiembla con un recuerdo que me transforma en una fábrica; una fábrica de historias de té.

1 Espejos rotos:

Unknown dijo...

Hey Julie!!
siempre se me olvido decirte que te pareces a una pro que se llama Marisa dal santo!!! no se si la conoces pero es la unica tia del planeta tierra que me gusta como patina!
echale un vistazo, con hache o sin.