did we close the fridge?

lunes, 7 de noviembre de 2011
Sí. El silencio es una respuesta.
Y siendo consecuencia de ello, tuvo que existir, por lo tanto, un tiempo y un espacio geográficamente no determinado en el que fue una pregunta insoluble. Quizás algún lugar alejado, un paisaje de páramos inconclusos.

Y es ahora, entre la soledad de dos silencios, cuando reposan etéreas todas las canciones olvidadas y los dulces pasos de los días que avanzan. Me pierdo en un camino abierto e infinito de páginas en blanco que sueño con surcar sobre mi pluma. Incluso ahora que se apaga la luz en mi mirada y en lo profundo de mi ser. [Para los amantes de las coordenadas: 090 809 342 AO. O lo que es lo mismo, alguna gruta entre la soledad impuesta y mi desesperación.] Incluso ahora que lo frío y lo mudo se han convertido en quimera, que han mutado en una elipsis absurda que resta sentido a cualquier tipo de existencia.

Y sí. Es en esta existencia sin sentido ni significado donde no alcanzo a ser aquello en lo que creo, lo que encuentro o extravío. Este vacío es tan enorme que apenas existe realmente. Se repite sin descanso este eco de nada, de golpeteos de mármol, de pérdidas de avena.

Finalmente, sí. Es este eco el que fuerza sonrisas y reprime el llanto. Y sufre. Y calla.

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