afternoon coffee.

sábado, 26 de noviembre de 2011

El tiempo sostiene el cielo sobre mi cabeza, y la esencia vetusta de la agotada brisa de esta tarde de noviembre se cuela entre las pequeñas rendijas y grietas de toda la memoria que quedó atrás hace apenas unas horas. Lentamente muere otro día a mis espaldas, se consume otra llama en alguno de mis polos. El sol pierde su fulgor blanquecino y, sin embargo, su arrogancia no decrece. Continúa ajeno a todo, ignora que a su lado, junto al mismo rumor de su partida, el año está pasando. Que estoy perdiéndolo, imperceptiblemente.

Sólo yo sé qué parte de mi ha muerto esta madrugada.

El tiempo insiste en permanecer al margen, siendo siempre esa duda vaga que nadie se plantea hasta que es demasiado tarde. Esa duda se manifiesta como un gran espacio entre mis manos, que como la más leal promesa, no desaparece hasta cumplirse.
Me alivia saber que en un par de millones de fracciones de segundo se volverá a renovar el universo. La idea de comenzar de nuevo se está haciendo cada vez más apremiante.

2 Espejos rotos:

treze dijo...

que bonito. de donde sacas la inspiracion? :)

Jules dijo...

Oh, muchas gracias!
Buena pregunta...
Es caprichosa; cuando me quiere me busca, se acuesta conmigo y me abandona antes de despertar ^^