selcouth lamprophony.

domingo, 31 de julio de 2011
Estoy helada, tengo miedo. Mi letra cambia, sufre una metamorfosis progresiva. Quizás sea por la postura, por la forma en la que cruzo mis piernas. Pienso que creo. No, creo que pienso. Mis pensamientos han echado a correr y pronto los veré volando. Me desequilibro; fluyen ríos de tinta, corrientes de palabras ante mis ojos. Y como el amor, efímero, desaparecen. Me dejan sola poco a poco. El frío va reptando hacia mi interior dulcemente, lo percibo como un demonio, o una maldición. Tengo una pluma llena de ideas, no sé si debería liberarlas, pero se liberan solas...

No hay ningún foco de luz, el cielo no llueve estrellas como es costumbre. Te pienso y te observo en esa foto, la única forma en la que te conozco. Y me doy cuenta de que nunca he escuchado tu voz, jamás he sentido tus dedos. No nos entendemos más que a través del frívolo lenguaje de los desconocidos.
Pero algún día voy a conocerte. Tal vez en otra vida en la que, quizás, seamos rocas. Una junto a la otra. Sin poder mirarnos, ni hablarnos, ni tocarnos, sin sabernos juntas. Encerradas en nuestros núcleos respectivos de trióxido de sílice y trióxido de aluminio. Pero al fin y al cabo, juntas.

Permíteme ser otro elemento más en la materia que es tu vida. Permíteme ser. No me dejes arrancarme el aliento, desgarrarme la vida. Matarme lentamente y enseñarles a todos mis heridas.
Detrás de estas paredes no quedan más que restos que brillan con un fulgor gastado y sombras que se ocultan tras sombras más oscuras. En este cuarto sin ventanas que es mi núcleo - seis muros grises que empiezan a teñirse - soy feliz. He terminado de comenzar lo que siempre he querido. Ya no deseo no tener voz y que mis palabras se estrellen contra mis dientes. Ahora sé que quiero ser, y quiero ser grande. Quiero que comprendas la verdad que hay en mis mentiras, que me leas y me encuentres entre líneas.
Estoy comiendo vidrio, y empiezo a ser transparente.

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