Añoro
(secretamente)
el clamor ajetreado
de las ciudades despiertas.
Los fluorescentes
a lo largo
de sus venas,
los frenazos.
Las estampidas
sobre el asfalto.
Las risas
estridentes
tras las esquinas.
La violencia
implícita
en cada paso.
El ansia de contacto
de dos miradas
que se extravían
Entre la muchedumbre
embriagada
de los sábados.
Los bares
de infelices.
La caricia
del alcohol
arañando mi esófago.
El despertar
de madrugada
contemplando
la soledad más absoluta
al despuntar el alba.
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