Qué fácil es perderse cuando te dejas llevar. Indícame el camino correcto, pero elige uno también. Hazme entrar en razón, explícame todo lo que no siento o no podré soportar esta falta de control que me asfixia por dentro.
Aguza el oído un momento.
Escucha bien la voz susurrante del suspiro, que no es más que lamento y aire deslizándose entre tus ideas marchitas del amor perfecto.
Qué triste el preciso instante en el que las palabras se visten de luto y nos empañan de duda. Todo se tiñe de mudez arrepentida y aparecen imágenes inexactas en las grietas de la razón. Crean juegos de ensoñaciones erróneas, tentadoras, clandestinas, que se funden con nuestras vidas e impregnan de temor nuestros ahoras.
¿Alguien puede ayudar a una irresponsable que se desvió del camino de la sensatez?
¿Alguien puede predecir el siguiente movimiento para remendar mi destino? ¿Alfil o peón?
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