No es que no te quiera
sino porque te he querido
y de haberte querido
a no quererte he llegado.
Esperándote
cuando no te espero,
arden mis pensamientos
en charcos de delirios.
Te quiero sólo a ti,
sólo porque te quiero.
Sin final ni principio
te quiero.
Y, desde el odio más obvio,
te pido verte una vez,
y amarte luego.
Al fin y al cabo,
sólo moriré yo en esta historia,
y conmigo tu recuerdo.
Se ha consumido la luz del invierno y se ha llevado mi cordura.
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