El tiempo sostiene el cielo sobre mi cabeza, y la esencia
vetusta de la agotada brisa de esta tarde de noviembre se cuela entre las
pequeñas rendijas y grietas de toda la memoria que quedó atrás hace apenas unas
horas. Lentamente muere otro día a mis espaldas, se consume otra llama en
alguno de mis polos. El sol pierde su fulgor blanquecino y, sin embargo, su
arrogancia no decrece. Continúa ajeno a todo, ignora que a su lado, junto al mismo
rumor de su partida, el año está pasando. Que estoy perdiéndolo,
imperceptiblemente.
Sólo yo sé qué parte de mi ha muerto esta madrugada.
El tiempo insiste en permanecer al margen, siendo siempre esa duda vaga que nadie se plantea hasta que es demasiado tarde. Esa duda se manifiesta como un gran espacio entre mis manos, que como la más leal promesa, no desaparece hasta cumplirse.
Me alivia saber que en un par de millones de fracciones de segundo se volverá a renovar el universo. La idea de comenzar de nuevo se está haciendo cada vez más apremiante.
Sólo yo sé qué parte de mi ha muerto esta madrugada.
El tiempo insiste en permanecer al margen, siendo siempre esa duda vaga que nadie se plantea hasta que es demasiado tarde. Esa duda se manifiesta como un gran espacio entre mis manos, que como la más leal promesa, no desaparece hasta cumplirse.
Me alivia saber que en un par de millones de fracciones de segundo se volverá a renovar el universo. La idea de comenzar de nuevo se está haciendo cada vez más apremiante.
2 Espejos rotos:
que bonito. de donde sacas la inspiracion? :)
Oh, muchas gracias!
Buena pregunta...
Es caprichosa; cuando me quiere me busca, se acuesta conmigo y me abandona antes de despertar ^^
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