definitely.

miércoles, 29 de febrero de 2012
Qué curioso.

Estoy siendo estrangulada por un simple recuerdo. Un simple beso que me niega el control sobre mí misma y despierta unas ansias terribles por dejarlo todo atrás de una vez.
¿Sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor o rebelarse contra un mar de desdichas y, afrontándolas, desaparecer con ellas? Hamlet hablaba de suicidio; a mí me vale con esfumarme.

Por fin estoy consiguiendo arrancar los recuerdos que, hace tan solo dos días, desataban esa ira y resentimiento agotadores que aprovechaban mi flaqueza para burlarse de mí. Levitaban a mi alrededor, daban vueltas en un intento victorioso por confundirme. He llegado a sentir mi estómago revolviéndose por tu mera presencia en mis pensamientos. Y no sólo mi estómago.

Aunque sigues acosando a mi conciencia, ya apenas escribo. No está en mi personalidad recordar mis pasados. Al menos no durante mucho tiempo.
Ahora las luces vuelven a encogerse al rozar mi sombra; ni yo me atrevo a mirarla.

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