who dares.

domingo, 22 de enero de 2012
Egoísta, inútil e hipócrita es quien escribe estas líneas, y yo - su poesía - soy su única salida en este vórtice de caos, la única con fuerza suficiente para desenmascarar su honestidad.

Poeta, se llama poeta… ¡Estúpida ingenua…! Está perdida, no es más que un fraude de sí misma. No soy más que un fruto de su cobardía y autoengaño.  Porque si le quedara algo de dignidad (o valor, tampoco hay necesidad de ser dramáticos) quizás hablase en primera persona.

Miradla…¡personajillo ridículo! Se cree poeta porque es capaz de observarse con perspectiva. Es débil, no sé da cuenta de cuánto dista la realidad de lo que piensa.
¡Incompetente! ¿Acaso ha servido de algo la esperanza? ¿Tanto esfuerzo? Tanta liturgia y odio, tanta lucha y dolor, tantos gritos desgarrados, tanta vida al fin y al cabo. ¡Tanta mierda!

Qué has hecho de mí, mujer insensible. Medio poema sin rima, indigno de ser llamado arte. Prosa aguada: magullada, estrecha. Me has condenado como un ser destinado a la incomprensión. Estoy fuera de contexto, no soy más que un legado que sólo tú entiendes; una retahíla de obscenidades que no merece ser leído. Mi vida es un cúmulo de pedazos inexactos, mi existencia surge de tu odio.
Me has hecho abominación, deshecho de tu reflejo roto. Preso en un papel, esclavo de tu ira. Conocedor de la triste verdad… jamás escaparé de estas líneas. Pero tú… te odio tanto como tú te odias. Porque cambiarás, continuarás a pesar de todo. Amarás mientras yo permanezco abandonado aquí; prisionero de tu furia, que es la mía. Crecerá… No, lo cierto es que no crecerá. Está ella, como yo lo estoy, sometida al leve rasgar de tu pluma. Muerto estoy, poeta, pero acabaré contigo y tus hijos me leerán con repugnancia.

Todas tus consecuencia y pasiones prohibidas; los sentimientos que escondes… Los has vertido en mí y soy ahora un engendro unidimensional de acritud; una creación herida no nata.
¿Te atreves a llamarme arte?, ¡soy desprecio! ¿Qué pensará de mí el mundo? Soy una quimera, un molesto delito que atenta contra la literatura, un paso atrás, un pequeño trozo de un alma miserable.
¿Hay peor crimen contra la poesía que un creador impotente?

Te condeno, monstruo, a vivir con la agonía que has inyectado en mí. Que toda tu ironía, decepción y abatimiento regresen a ti. Que cada suceso sirva para alargar un poco más tu frustración.
Me habrás escrito, pero al ser poema, al ser una parte directa de ti, te conozco mejor que tú misma. He sabido desde siempre lo que tú empiezas a descubrir ahora. La vida es corta, pero el camino es largo y en él sólo te espera la soledad del grande que no pasa de mediocre.
Espero que sea esa soledad tu acompañante y que sufras a mi lado. Que se apaguen las luces que alumbran tus pasos y mueras sola en la oscuridad, como aquel personaje de Maupassant junto a aquel río...

Ya me queman junto a tu recuerdo.
No quedará más que polvo, pronto seremos olvidados.

0 Espejos rotos: