the umbrella is on the wall.

lunes, 30 de enero de 2012
Querida Keiko:

Qué voy a contarte yo que no sepas por ti misma a estas alturas. Los caminos poco comunes siempre son solitarios. Aunque te esfuerces por demostrarte la realidad, aunque tengas claro el concepto, es inútil. No tiene sentido si sólo estás tú. Pero da la casualidad de que estamos tú y yo.

No te detengas nunca. Sé que es laberíntico, sé que es arduo y que no está exento de riesgos. Pero de algo servirá, ten clara la meta. No te rindas, aunque te oprima el alma; abrázate a los domingos de mayo, a las semanas de julio, a las noches de agosto y a las tardes de diciembre; al sueño que perseguimos. No sueltes esa verdad reluciente - que es la nuestra - aunque sólo nosotras podamos verla.

Aunque el tiempo corra en nuestra contra, los relojes de arena siempre terminan por detenerse y hay que darles la vuelta. Y seremos nosotras las que corran en su contra. No dejes que nada te atormente, no dejes que nada destruya tus sueños.

¡Levántate! Deshazte de ese dolor inútil. Es duro, lo sé, pero tú eres más fuerte y debes protegerte. No abandones la esperanza se esconde entre tus dedos. Antes de que la noche caiga sobre la piel de tu nuca, antes de que florezca el primer cerezo, antes de que la próxima tormenta ilumine el cielo, antes de que se desperece otra mañana; antes de que te des cuenta, podrás descansar entre los cálidos brazos de un presente completamente nuestro. Hasta entonces, siempre tendrás un hueco para reposar entre mis pensamientos.

No puedo hallar una solución para todos tus quebraderos de cabeza. Tampoco tengo respuestas para tus dudas, ni alivio para tus temores.
No puedo cambiar el pasado ni contemplar el futuro. Pero estaré ahí cuando requieras mi presencia. No puedo evitar que te tropieces, pero intentaré estar lo suficientemente cerca para que mantengas el equilibrio.
No puedo ser yo quien trace tus límites, pero te ofrezco mi espacio para crecer. No siempre voy a poder aliviar tu sufrimiento…

Sin embargo, jamás permitiré que las piedras de la aflicción agarroten tu pecho, entrecortando tus suspiros. Las nubes de la incertidumbre jamás alcanzarán tu mente.
Pienso luchar para impedirlo.

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