winter clogs.

martes, 20 de septiembre de 2011
Estoy exhausta… agotada de este ir y venir, de este juego en el que cada vez soy más novata. De un azar que tira sus dados siempre en busca de mis seis pecados. Y yo, que me pierdo en mis propios páramos, no soy más que el viento silbando entre las hojas. Me llevan los demonios, me arrastran hasta recónditos desiertos donde me espera, impaciente, la tentación de seguir caminos que sollozan por un dios.

Dicen que soy un monstruo por no despertar ahogada en mi llanto, por no deshacerme en pedazos. Pero, como un poeta delirante bajo el sol, ya no me acuesto si no es por el recuerdo abierto de este dolor lacerante. Y cuando lo hago, ya no despierto.

Cómo mostrarte que no amanece sin oscuridad que ensombrezca el horizonte. Cómo decirte que no hay firmamento sin telón estrellado que cubra con sueños mis sentimientos. Cómo relatarte la infinidad de veces que he muerto, asfixiada en un vaso. Cómo confesarte lo que oculta tras de sí este manto de historias al que llamamos bóveda celeste.

Éste es mi lamento silencioso… mi grito desesperado que anhela dejar atrás esta tierra de perdidos. Dejar de vivir en un cielo obscurecido por nubes de reproches. No volver a caminar entre esos verdugos de espíritu y mente.

Por favor, si me escuchas… que la piel y la sangre no se junten para devolver a la vida a un nuevo dios de la conmiseración.

0 Espejos rotos: