translucency.

martes, 27 de septiembre de 2011
Supongo que necesito perderme en más lunas lúgubres, en catacumbas vaporosas y en humedades sólidas. Debo perderme para hallarte, para dejar de buscarte en la duda y encontrarte en la certidumbre. Porque parece que el mundo – nuestro mundo – se nos escapa. Y que, a su vez, nos escapamos de él sin quererlo. Me aborrezco por ser incapaz de evitarlo, estoy condenada a mí misma.

Me destroza hacerte daño, me destruye el alma. Quisiera que lo supieras todo para entenderlo todo. Todo lo que está ocurriendo, todo lo que me atormenta, lo que me roba el aire y la realidad… esta realidad tan devorada de atmósferas que arranca y mastica corazones en mi presencia. Sujeto mi cráneo entre mis manos y surge un grito desesperado, un llanto frustrado. Porque siento que nos estamos difuminando con cada percance y no puedo permitirlo. Tengo un miedo atroz.

No soporto que tengas que cargar con lo mío, además de con lo tuyo. Me desgarra tu pena, porque yo la he causado.
Quiero volver a respirar un poco de pasado para recuperar algo de fuerza. Deseo que se vuelva presente, que seamos nosotras aquí y ahora, que nos proteja de todo esto. Que todo desaparezca y que seamos sólo tú y yo.
Olvidemos el resto.

Voy a recurrir a la observación introspectiva de mis actos y mi conciencia, de mis silogismos, de ese instinto biológico que me hace temer al aislamiento. Voy a rebuscar en el interior de todos mis laberintos de metáforas y parábolas para no volver a extraviarme en ellos.
Para no volver a dejarte sola en la entrada de mis enigmas y, así, desencadenarte de tu dolor.

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