sinuous strokes.

viernes, 22 de julio de 2011
El tiempo transcurre. Siempre hacia adelante, no toma atajos. No existen. Pluscuamperfecto, pretérito imperfecto, subjuntivo o indicativo. Qué importa; ahora es ahora y de ayer sólo queda el recuerdo. Papeles arrancados, palabras silenciadas, tinteros vacíos, libros ajados, sentimientos congelados. Ruinas, realmente. Ruinas sobre las que la vida vuelve a alzarse para, una vez más, volver a derrumbarse. Y por mucho que digan, esas ruinas no forman el presente; no en su totalidad.

Antes de que te des cuenta el día llega a su fin, y con él el tráfico, las prisas y los cabos que quedaron por atar. Todo permanecerá suspendido en el aire durante unas horas, pero en cuanto te despiertes por la mañana, volverá a caer estrepitosamente sobre ti.
La ventana está abierta, te sientas sobre el alféizar. Quizás con un cigarrillo entre los dedos o una taza caliente sobre tu regazo. Te paras a pensar y te percatas de que el día se ha ido y que nunca habrá otro igual. Fuerzas una sonrisa, no ha sido un mal día después de todo. Reflexionando llegas a la conclusión de que si ése hubiera sido tu último día sobre la faz de la tierra, estarías terriblemente arrepentido. Te consuela saber que no lo ha sido; aún te quedan horas, semanas, meses para alcanzar tus metas, convertir en realidad tus anhelos, tus sueños. Años para realizarte como persona. Pero lo cierto es que ambos sabemos que, en el fondo, siempre pertenecerás al club de la postergación.

Hay cosas que desearías haber dicho o hecho, pero no, mañana. Un día más no va a cambiar nada. Lo repites en tu cabeza una y otra vez, autoconvenciéndote de algo que es mentira. Estás inquieto. Tienes toda la vida por delante... o quizás no. Puede que ese sorbo de café haya sido el último, quién sabe si será su amarga calidez la que acompañe tu último suspiro.
La fría brisa estival atraviesa el silencio de la noche. Las contraventanas emiten un crujido de queja al balancearse con el viento. Tu piel se eriza levemente.
Inhalas lentamente el humo del cigarrillo, recreándote en cada movimiento de tu cuerpo. Sacudes la cabeza, deshechando la maraña de ideas que han ido surgiendo, como malas hierbas, en tu mente.

Es mejor creer que te queda más tiempo, aunque simplemente sea para dejarlo pasar.

1 Espejos rotos:

soil dijo...

No olvidar ese "Carpe diem quam minimum credula postero" y hacerlo posible. Disfrutar de todo lo que te regale el presente, no arrepentirse de lo que no se ha hecho. Vivir :)