chocolate brick road.

viernes, 6 de mayo de 2011
Me gusta explorar mi imaginación, dejarme llevar por una lectura prohibida, reírme ahogadamente y fingir que nada en particular me hace sonreír. Que soy imperturbable.
Me siento sobre las escaleras de ámbar y miel y observo cómo el sol cae tras el horizonte, exhausto, repartiendo sus últimos rayos de luz que ya languidecen. La noche está llegando, envuelta en terciopelo pero desnuda al mismo tiempo. Mis mejillas enrojecen y mis dientes muerden mis labios con apetito. Es el momento que esperaba, llega la magia negra:
A raíz de las telarañas y las dudas, encuentro mi alijo de felpa y me instalo en las células de sangre de palabras olvidadas. Las velas se han derretido hace mucho tiempo. El sentido de la nada me pone la piel de gallina.
Ahora la noche es negra, negra completamente. Y la mañana será, lo sé ya, confusa.

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