don't confess.

domingo, 24 de abril de 2011
Es una sensación indescriptible, tentadora, incitante, tan cálida. Ese "te sentía en mi corazón sin apenas conocerte". Una vez más vuelvo a pecar de inocente. A través de la ventana escucho el susurro de las olas rompiendo en la orilla. Como un anhelo que se rompe al impactar con la realidad, no dejando más que el rastro de lo que llegó a ser en nuestra mente. Es precisamente ese momento en el la agradable sensación que he descrito, pasa a convertirse simplemente en un torrente de agua helada que te azota la cara sin miramientos. La lluvia golpea fuertemente las ventanas. Vaya con las metáforas...
No sé que me hizo pensar que algo así podría ocurrir. Mi maldito subconsciente volviendo a hacer de las suyas. Cada vez me veo más desenfocada, por dios, que alguien me ayude.
La finalidad de lo absurdo de mis sentimientos, sí, me gustaría conocerla.

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