lost places I can find.

domingo, 7 de marzo de 2010
Me subo al muro y contemplo ese paisaje prohibido. Me sumerjo en los comienzos del anochecer, que a su vez se sumergen en las aguas tranquilas de un mar aparentemente en calma. Es, con diferencia, lo más bonito que he visto nunca.
No comprendo por qué no me dejan pasar al otro lado y sentir bajo mis pies esa arena de aspecto aterciopelado. La frescura del agua cristalina acariciando mi piel. El viento jugando con mi risa. Dicen que es peligroso dejarse llevar a ese paraje desconocido. Dicen que no es más que un espejismo que te consume. Dicen que con el tiempo, te es imposible ver las cosas de forma objetiva, cómo hacemos siempre, si no sólo de forma subjetiva, cómo si estuvieras fuera de tu cuerpo. Dicen que si pasas demasiado tiempo allí acabas por perderte. Y dicen que si te pierdes, ya nunca vuelves. Y como nadie ha vuelto después de perderse, no se sabe exactamente lo que te pasa. Es cierto que asusta, pero estoy harta de la razón. Inconsciente, salto a cámara lenta de la pared que me sujeta a la perspectiva de la realidad. Tengo tiempo para contar las ramas desnudas de los árboles, que llevan desnudas desde el inicio de mi existencia. Ahora se pierden detrás de mí, seguramente para siempre, porque tengo intención de perderme.
Una duna frena suavemente mi caída. La arena es exactamente como imaginaba, puede que incluso mejor. Una ola de felicidad invade mi cuerpo repentinamente. Me pongo en pie y corro hacia el agua. Corro y corro, pero parace que no llego nunca. Cuando al final la alcanzo me siento realmente eufórica.
[...]

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