trips to the unknown.

miércoles, 24 de febrero de 2010
Acabo de regresar y el deseo de marcharme me acecha de nuevo. Quiero montañas surcadas por corrientes de agua, calles verdes y pobladas.
¿Cuál será mi próximo destino? ¿Una ciudad de clima sofocante o un pueblo escondido en la más densa bruma?
Mi cuaderno está ya lleno de bocetos y apuntes sobre paisajes de ficción. Correr, saltar, aproximarse a las nubes, aunque sólo sean unos pocos centímetros. Coger una cámara y fotografiar todo aquello con lo que siempre he soñado. Vivir todas las artes que existen, abandonarme a ellas.
A veces mis sueños se convierten en sucesos tan extraños que me acechan todo el día. Se pegan a mi piel como una capa de calor. La libreta de borradores negra se ha convertido en hojas surcadas por corrientes de tinta; un verdadero caos, un desorden sin nombre. Acabo de leer una página en la que anoté uno de mis sueños para no olvidarlo. Encaja muy bien con mi estado ahora mismo
"Se podría comparar con un mosaico. Una colección de momentos de silencio, de conversaciones, de miradas. Un panorama extraño alrededor de las ruinas de la Edad de Oro. Un reencuentro de dos personas, que es lo que podríamos llamar destino"

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