the trapeze swingers.

martes, 12 de enero de 2010
Caminan separadas por una distancia tan corta que podría compararse con la que une al hueso con el músculo. Y, sin embargo, les parece estar dolorosamente distanciadas. Cada una a un lado de un muro metafórico que es, a su vez, literalmente impenetrable.
Les da miedo decir lo que sienten y el mundo se está acabando. Les da miedo decirlo, pero lo gritan continuamente. De forma tan silenciosa que es imperceptible más allá del mundo de los pensamientos; de la propia psique humana.
Caminarán así eternamente, hasta que una decida que es insoportable seguir tan cerca pero tan lejos. Entonces sus pasos ya les habrán llevado a un remoto lugar, a un sitio donde nadie se había atrevido a acercarse jamás.
Será tarde.
Demasiado tarde.
Cuando quieran darse cuenta todo se habrá derrumbado con el mundo. Ya tan cansado de girar y de soportar su propio peso, que hará tiempo que habrá llegado a su fin.
Oyen flautas disonantes en la lejanía de la inquietante infinidad que les rodea. ¿De dónde sale ese sonido?
Apenas es posible distinguir la realidad de la ficción, lo que dicen de lo que piensan... Así que ahora por fin conocen la verdad. Se quieren. Pero están tan trastornadas que ya ni siquiera saben lo que significa amarse. Condenadas a una eternidad de demencia.
Quizá más cerca que nunca, pero más lejos también.

0 Espejos rotos: